128 p., 12 x 17 cm, rústica / Teatro / 1ª ed. CABA. Ediciones Teatro Vivo, 2007.

ISBN: 9789872167899

Néstor Vignale es un individuo con una vida monótona y triste junto a su esposa Marta y su posesiva madre. Un buen día decide, por pereza, no acudir a su trabajo, ni realizar tareas en el hogar, ni comportarse como el resto. Quiere hacer uso de su libertad, y se dedica a holgazanear, a jugar, a divertirse. Incluso la televisión se hace eco de la situación. Llega sin embargo a la conclusión de que la necesidad de sobrevivir no le permite continuar indefinidamente en esa situación.
Ricardo Talesnik explicaba sus intenciones al escribir esta obra: “Pretendo haber trazado personajes reales, en situaciones no cotidianas, intentando, por medio del humor, aproximarme a una atmósfera tragicómica”. El autor describe en su pieza a un empleado ejemplar, que nunca faltó al trabajo, hasta que “le agarra la fiaca”. Cree haber dado vida así a un rebelde contra el mundo exterior, un ser que quiere ser distinto, sin resultado. La obra no da una solución, pero el espectador quizá -hay otras posibilidades- puede llegar a través de ella a la conclusión de que “no hay escapatoria”.

La fiaca - El harén // Ricardo Talesnik

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128 p., 12 x 17 cm, rústica / Teatro / 1ª ed. CABA. Ediciones Teatro Vivo, 2007.

ISBN: 9789872167899

Néstor Vignale es un individuo con una vida monótona y triste junto a su esposa Marta y su posesiva madre. Un buen día decide, por pereza, no acudir a su trabajo, ni realizar tareas en el hogar, ni comportarse como el resto. Quiere hacer uso de su libertad, y se dedica a holgazanear, a jugar, a divertirse. Incluso la televisión se hace eco de la situación. Llega sin embargo a la conclusión de que la necesidad de sobrevivir no le permite continuar indefinidamente en esa situación.
Ricardo Talesnik explicaba sus intenciones al escribir esta obra: “Pretendo haber trazado personajes reales, en situaciones no cotidianas, intentando, por medio del humor, aproximarme a una atmósfera tragicómica”. El autor describe en su pieza a un empleado ejemplar, que nunca faltó al trabajo, hasta que “le agarra la fiaca”. Cree haber dado vida así a un rebelde contra el mundo exterior, un ser que quiere ser distinto, sin resultado. La obra no da una solución, pero el espectador quizá -hay otras posibilidades- puede llegar a través de ella a la conclusión de que “no hay escapatoria”.