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128 p., 12 x 17 cm, rústica / Teatro / 1ª ed. CABA. Ediciones Teatro Vivo, 2006.
ISBN: 9789872024820
Las polacas de Patricia Suárez se publicó por primera vez en el año 2002. La red armada por la Zwi Migdal se iniciaba con la llegada a aldeas de Polonia del “novio” en busca de una prometida para contraer matrimonio. Las “casamenteras” entregaban adolescentes pobres y vírgenes, cuya familia esperaba paliar su precaria situación económica con el cobro de la “dote” del ventajoso matrimonio de la hija. Muchas venían engañadas y muchas aceptaban a sabiendas que ejercerían la prostitución en un país extraño, a cambio de sobrevivir a los progroms rusos y a la dura existencia en Polonia y en toda la Europa del este. La boda (falsa) se realizaba al llegar a Buenos Aires en la Sinagoga que la Zwi Migdal tenía en la ciudad. Días después la recién casada comenzaba a trabajar en un prostíbulo.
Se estima que el número de víctimas rondó los 3.000, casi todas en burdeles de Rosario y Buenos Aires. En Rosario la prostitución habilitaba los 18 años como edad mínima para ejercer el oficio en comparación con Buenos Aires que fijaba esa edad en 22 años, lo cual benefició a los tratantes.
La denuncia de Raquel Liberman, que ejercía el oficio en un prostíbulo de Valentín Alsina provocó la caída del floreciente negocio, hacia comienzos de la década del ’30.
Sobre la historia real, Patricia Suárez construye con delicadeza y humor tres piezas sobre diferentes momentos de la trata de blancas. En Casamentera (La señora Golde): la negociación entre el “importador” y la casamentera; La Varsovia: el barco que vuelve a Argentina transportando a la nueva “esposa” del rufián y Desván: el día imaginario en que Carlos Gardel visitó un burdel rosarino para alegría y gloria de las polaquitas esclavas que esperan solazarse con su visita.
Desde su estreno en 2002, estas obras recorrieron toda la Argentina, América Latina y Estados Unidos, y en la ciudad de Washington tuvieron su versión musical en 2014. Actualmente son piezas de estudio en las academias de actuación y siguen representándose continuamente.
Las polacas. Historias tártaras. Casamentera. La Varsovia // Patricia Suárez
128 p., 12 x 17 cm, rústica / Teatro / 1ª ed. CABA. Ediciones Teatro Vivo, 2006.
ISBN: 9789872024820
Las polacas de Patricia Suárez se publicó por primera vez en el año 2002. La red armada por la Zwi Migdal se iniciaba con la llegada a aldeas de Polonia del “novio” en busca de una prometida para contraer matrimonio. Las “casamenteras” entregaban adolescentes pobres y vírgenes, cuya familia esperaba paliar su precaria situación económica con el cobro de la “dote” del ventajoso matrimonio de la hija. Muchas venían engañadas y muchas aceptaban a sabiendas que ejercerían la prostitución en un país extraño, a cambio de sobrevivir a los progroms rusos y a la dura existencia en Polonia y en toda la Europa del este. La boda (falsa) se realizaba al llegar a Buenos Aires en la Sinagoga que la Zwi Migdal tenía en la ciudad. Días después la recién casada comenzaba a trabajar en un prostíbulo.
Se estima que el número de víctimas rondó los 3.000, casi todas en burdeles de Rosario y Buenos Aires. En Rosario la prostitución habilitaba los 18 años como edad mínima para ejercer el oficio en comparación con Buenos Aires que fijaba esa edad en 22 años, lo cual benefició a los tratantes.
La denuncia de Raquel Liberman, que ejercía el oficio en un prostíbulo de Valentín Alsina provocó la caída del floreciente negocio, hacia comienzos de la década del ’30.
Sobre la historia real, Patricia Suárez construye con delicadeza y humor tres piezas sobre diferentes momentos de la trata de blancas. En Casamentera (La señora Golde): la negociación entre el “importador” y la casamentera; La Varsovia: el barco que vuelve a Argentina transportando a la nueva “esposa” del rufián y Desván: el día imaginario en que Carlos Gardel visitó un burdel rosarino para alegría y gloria de las polaquitas esclavas que esperan solazarse con su visita.
Desde su estreno en 2002, estas obras recorrieron toda la Argentina, América Latina y Estados Unidos, y en la ciudad de Washington tuvieron su versión musical en 2014. Actualmente son piezas de estudio en las academias de actuación y siguen representándose continuamente.
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