Cruces que cierran los campos // Betariz Actis
166 p., 13 x 20 cm., rústica / Novela / 1ra. ed. Rosario, Ramos Generales, 2021.
ISBN 9789874757746
Un cúmulo de desdichas acosa a una familia santafesina semibohemia en la segunda mitad del siglo XX: la hija mayor, Elvirita, desfigurada por un episodio cruento (escamoteado casi hasta el final de la novela) ocurrido en su niñez y, años más tar-de, su escalofriante suicidio ("el cuerpo desnudo de mi hermana temblando en el fondo del pozo" en el patio de la casa, tal como lo presenta en la primera página el hijo menor, Esteban). A estas dos calamidades se sumarán otros "ingredientes melodramá-ticos" que, como tales, entrañan un gran riesgo al ser abor-dados literariamente. La autora lo sabe y sortea el trance con habilidad, desplegando "la tragedia familiar" dosificadamente, sesgadamente, con sutileza. Otro desafío o audacia que ofrece la novela es su estructura, su ordenamiento temporal: la historia no está contada cronológicamente sino al revés, de atrás para adelante, como en una cuenta regresiva. El lector tiene así la sensación de adentrarse en un túnel que no se sabe hacia dón-de conduce. Este artificio narrativo es también un riesgo litera-rio, pero la autora lo encara con pericia. Tales sorpresas no son meros juegos estilísticos sino genuinos recursos que enriquecen la trama y contribuyen a crear una atmósfera densa y melancóli-ca enmarcada por el asiduo paisaje ribereño. Cruces que cierran los campos es una novela coral (narrada desde s puntos de vista diferentes) espléndida, original, compleja aunque de lec-tura accesible, que no decae en ningún pasaje sino que seduce, envuelve y, a la vez, perturba con los avatares y claroscuros de los personajes, sus nostalgias y su hastío y, sobre todo, con esa presencia o asedio de la muerte (las "cruces") que sobrevuela la narración desde el principio.
María Angélica Scotti