La pantalla dibujada // Leandro Sebastian Arteaga
$9.000,00
Número de páginas: 124
Peso (gramos): 150
Formato: rústica 13 x 20
Edición: 2012
Idioma: castellano
ISBN: 9789875972087
Colección: Estación Cine N.º 17
Subserie: Apuntes cinéfilos
Editorial: CGeditorial
Este análisis apasionado de la pantalla animada que hace Arteaga nos permite ingresar a un universo con lenguaje propio.
El cine animación supone, de por sí, una categoría. Categoría problemática, que ha llevado a pensar si la animación es o no es cine. Si las imágenes-movimiento (Deleuze) son la materia pura del cine, entonces la animación no lo es. Si las imágenes cinematográficas dan cuenta de la vida misma -esa lengua de la realidad según Pasolini, así como la más real de las artes según Bazin-, las imágenes dibujadas no pueden participar de tal rasgo, de una misma espontaneidad que sólo el montaje podrá ordenar y significar. El cine, en otras palabras, filma la vida misma. Mientras que la animación, podemos decir, la dibuja.
En la tarea realizada por el cine de animación santafesino se destaca una concepción del mundo -manera de entender y pensar-, es decir, qué es lo que está en juego -simbólica y socialmente- en la producción de estos contenidos culturales. A partir de la producción pionera de Luis Bras, el libro recorre la heterogénea tarea de los creadores santafesinos. Analiza qué rasgos se comparten y cuáles otros diferencian a las distintas obras y animadores que forman parte de este recorrido.
Peso (gramos): 150
Formato: rústica 13 x 20
Edición: 2012
Idioma: castellano
ISBN: 9789875972087
Colección: Estación Cine N.º 17
Subserie: Apuntes cinéfilos
Editorial: CGeditorial
Este análisis apasionado de la pantalla animada que hace Arteaga nos permite ingresar a un universo con lenguaje propio.
El cine animación supone, de por sí, una categoría. Categoría problemática, que ha llevado a pensar si la animación es o no es cine. Si las imágenes-movimiento (Deleuze) son la materia pura del cine, entonces la animación no lo es. Si las imágenes cinematográficas dan cuenta de la vida misma -esa lengua de la realidad según Pasolini, así como la más real de las artes según Bazin-, las imágenes dibujadas no pueden participar de tal rasgo, de una misma espontaneidad que sólo el montaje podrá ordenar y significar. El cine, en otras palabras, filma la vida misma. Mientras que la animación, podemos decir, la dibuja.
En la tarea realizada por el cine de animación santafesino se destaca una concepción del mundo -manera de entender y pensar-, es decir, qué es lo que está en juego -simbólica y socialmente- en la producción de estos contenidos culturales. A partir de la producción pionera de Luis Bras, el libro recorre la heterogénea tarea de los creadores santafesinos. Analiza qué rasgos se comparten y cuáles otros diferencian a las distintas obras y animadores que forman parte de este recorrido.