192 p., 13 x 21 cm, rústica / Narrativa uruguaya / 1° ed. CABA, El cuenco de plata, 2009.

ISBN: 9789871228768

¿Qué comentario le merece la afirmación de que cada uno lleva una novela interior?
Que eso es muy cierto, y esta cuestión toca a cualquiera, todo el mundo viviente lleva una novela adentro, desde el hombre a una hormiga. La mujer que por su edad y a veces otras contingencias languidece en uno de esos terroríficos depósitos de vejez, esa mujer es, y pongo énfasis en el verbo, una novela de mucho aliento. Amó y fue amada, creó vidas, lloró muertes, hizo pan, consoló o pidió consuelo, fue fiel, traicionó o fue traicionada, y protagonizó así lo inimaginable. Había en todo ese tránsito un material, un movimiento de desarrollo y un suspenso tales como para una novela de varios tomos.
(De un reportaje de Miguel Ángel Campodónico, Montevideo, 1985)

En esta prosa tan apretada y precisa todo tiende al estallido secreto, imprevisible, como si cada frase fuese una granada de mano con el espolón quitado, arrojada al cerebro del lector. ¿Cómo pudo quedar inadvertida u olvidada esta obra incomparable? El canon rioplatense debería rescribirse a partir de Armonía Somers, o mejor, simplemente arder en su incomparable luz.
Ariel Dilon

Más que en cualquier otro caso, a la literatura de Armonía Somers, sin que las niegue, le resbalan las explicaciones, la atadura al “lenguaje” en el sentido moderno, a la vanguardia, al surrealismo, a la ruptura, a la escritura “de género”. Apenas quiere instalar, nada menos, el modo de contar una historia como nadie lo ha hecho antes.
Elvio Gandolfo

Incluye los cuentos: El derrumbamiento, Réquiem por Goyo Ribera, Saliva del paraíso, El entierro, La calle del viento norte, El desvío, Muerte por alacrán, El hombre del túnel, Carta a Juan de los espacios, El hombre de la plaza, El ojo del Ciprés, Jezabel.

Armonía Somers, seudónimo literario de Armonía Etchepare, nació en Pando en 1914 y murió en Montevideo en 1994. Hija de un comerciante anarquista y anticlerical y de una madre católica, en la biblioteca de su padre encontró autores decisivos para su formación: Kropotkin, Leopardi, Darwin, Dante Alighieri, Spencer, entre otros. Terminó sus estudios en 1933 y comenzó su carrera como maestra y pedagoga. A partir de 1960 fue invitada por la UNESCO y por distintos organismos educacionales a París, Londres, Ginebra y Madrid. Su primera novela, La mujer desnuda, se publicó en 1950, a la que le siguieron el volumen de cuentos El derrumbamiento (1953), De miedo en miedo (1967) y Un retrato para Dickens (1969). A fines de 1969 enferma gravemente de una rara dolencia, el quilotórax, de lenta y dolorosa recuperación. De esta experiencia nace, en un largo proceso de elaboración creativa, entre 1972 a 1975, su novela monumental Sólo los elefantes encuentran mandrágora (1986).
En los años ’70 comienza la recepción literaria internacional de su obra, que muchas veces se asocia con la de Lautréamont, y es traducida al inglés, al francés y al alemán.

La rebelión de la flor // Armonía Somers

$24.000,00
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192 p., 13 x 21 cm, rústica / Narrativa uruguaya / 1° ed. CABA, El cuenco de plata, 2009.

ISBN: 9789871228768

¿Qué comentario le merece la afirmación de que cada uno lleva una novela interior?
Que eso es muy cierto, y esta cuestión toca a cualquiera, todo el mundo viviente lleva una novela adentro, desde el hombre a una hormiga. La mujer que por su edad y a veces otras contingencias languidece en uno de esos terroríficos depósitos de vejez, esa mujer es, y pongo énfasis en el verbo, una novela de mucho aliento. Amó y fue amada, creó vidas, lloró muertes, hizo pan, consoló o pidió consuelo, fue fiel, traicionó o fue traicionada, y protagonizó así lo inimaginable. Había en todo ese tránsito un material, un movimiento de desarrollo y un suspenso tales como para una novela de varios tomos.
(De un reportaje de Miguel Ángel Campodónico, Montevideo, 1985)

En esta prosa tan apretada y precisa todo tiende al estallido secreto, imprevisible, como si cada frase fuese una granada de mano con el espolón quitado, arrojada al cerebro del lector. ¿Cómo pudo quedar inadvertida u olvidada esta obra incomparable? El canon rioplatense debería rescribirse a partir de Armonía Somers, o mejor, simplemente arder en su incomparable luz.
Ariel Dilon

Más que en cualquier otro caso, a la literatura de Armonía Somers, sin que las niegue, le resbalan las explicaciones, la atadura al “lenguaje” en el sentido moderno, a la vanguardia, al surrealismo, a la ruptura, a la escritura “de género”. Apenas quiere instalar, nada menos, el modo de contar una historia como nadie lo ha hecho antes.
Elvio Gandolfo

Incluye los cuentos: El derrumbamiento, Réquiem por Goyo Ribera, Saliva del paraíso, El entierro, La calle del viento norte, El desvío, Muerte por alacrán, El hombre del túnel, Carta a Juan de los espacios, El hombre de la plaza, El ojo del Ciprés, Jezabel.

Armonía Somers, seudónimo literario de Armonía Etchepare, nació en Pando en 1914 y murió en Montevideo en 1994. Hija de un comerciante anarquista y anticlerical y de una madre católica, en la biblioteca de su padre encontró autores decisivos para su formación: Kropotkin, Leopardi, Darwin, Dante Alighieri, Spencer, entre otros. Terminó sus estudios en 1933 y comenzó su carrera como maestra y pedagoga. A partir de 1960 fue invitada por la UNESCO y por distintos organismos educacionales a París, Londres, Ginebra y Madrid. Su primera novela, La mujer desnuda, se publicó en 1950, a la que le siguieron el volumen de cuentos El derrumbamiento (1953), De miedo en miedo (1967) y Un retrato para Dickens (1969). A fines de 1969 enferma gravemente de una rara dolencia, el quilotórax, de lenta y dolorosa recuperación. De esta experiencia nace, en un largo proceso de elaboración creativa, entre 1972 a 1975, su novela monumental Sólo los elefantes encuentran mandrágora (1986).
En los años ’70 comienza la recepción literaria internacional de su obra, que muchas veces se asocia con la de Lautréamont, y es traducida al inglés, al francés y al alemán.